No todos los que se sentaron en la Silla de San Pedro lo hicieron con tiempo para calentarla. De entre los siglos de pontífices solemnes, hay una pequeña (pero gloriosa) lista de nombres que apenas llegaron a desempacar las sandalias. Este post va por ellos: los velocistas del Vaticano, los que protagonizaron los papados más breves de la historia. Algunos murieron al poco de ser elegidos. Otros fueron víctimas de intrigas, guerras… o de una salud claramente incompatible con el cargo.
Y sí, esto pasó más veces de lo que crees. En el agitado tablero político-religioso medieval, no era raro que un papa durara menos que una tormenta romana. Las razones iban desde el envenenamiento hasta errores administrativos del Espíritu Santo (o al menos, así lo sentían algunos cardenales cuando el elegido no cuadraba con sus intereses). En este selecto club de papados más breves de la historia, encontramos incluso papas que ni siquiera fueron oficialmente coronados.
Por supuesto, cuando hablamos de intrigas papales, es imposible no mencionar a los papas de la familia Borgia, maestros en convertir el Vaticano en una mezcla entre telenovela histórica y serie de mafiosos. Aunque ninguno de ellos tuvo un papado breve, sí crearon un ambiente de inestabilidad ideal para que otros no duraran ni un Padrenuestro. Y como no todo es drama, también hay anécdotas de papas que renunciaron a la tiara voluntariamente o que murieron con tal rapidez que nadie logró siquiera esculpirles una estatua decente.
Papados más breves de la historia: de un suspiro a una conspiración
Los papados más breves de la historia no solo nos hablan de biografías fugaces, sino también de épocas convulsas, intrigas palaciegas y algún que otro malentendido teológico. Aquí te dejamos una lista con los campeones del brevísimo reinado:
- Urbano VII (1590): Duró 13 días. Ni siquiera llegó a ser coronado. Murió de malaria antes de estrenar sotana oficial.
- Bonifacio VI (896): Fue papa durante 15 días. Un clásico ejemplo de «esto no va a durar» del siglo IX.
- Celestino V (1294): No tan corto (5 meses), pero voluntario. Renunció porque prefería la meditación al caos vaticano. Fue canonizado, eso sí.
- Pío III (1503): 26 días de pontificado. Su salud ya venía floja cuando lo eligieron, así que tampoco fue sorpresa.
- Juan Pablo I (1978): Moderno y trágico. 33 días de papa y una muerte que aún alimenta teorías conspirativas.
En resumen: si alguna vez sueñas con ser papa, recuerda estos nombres. Porque, como en cualquier trabajo, no todo el mundo sobrevive al periodo de prueba. Pero ellos, aunque fugaces, dejaron huella… o al menos una nota a pie de página en los libros de historia.




